Desde el comienzo de los tiempos, cuando la primera co-amiga del mundo se enganchó hasta las orejas con un flaco por primera vez, y por ende se dejó tratar como una pelotuda, la co-primera co-amiga del mundo tuvo serias intenciones de cagarlo a piñas.
Todas sabemos qué se siente. Todas presenciamos los pedos tristes, las llamadas depresivas, las miradas de confusión, las sesiones de terapia por MSN, la dilucidación colectiva de mensajes de texto, clericó de por medio.
Todas quisimos, cientas de veces, miles de veces, agarrar a un pibe y pegarle tres o cuatro gritos.
-¿Qué onda flaquito? ¿Cuáles son tus intenciones para con mi amiga?
Y ¡zas!, lo mataste con el poder de las dos preposiciones consecutivas. Ahora te tiene que decir la posta, de una vez por todas. El muy forro.
1 comentario:
comparto totalmente. y mejor que contreste porque si no la venganza va a ir directamente dirigida hacia un co-amigo de el flaco de tu co-amiga. Y que lo banque llorar.
Aceite caliente en las cabezas.
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